Francesca Rusconi
Las ventas de vehículos eléctricos (EV), coches y motocicletas, están aumentando a buen ritmo debido al creciente interés de consumidores concienciados con el medio ambiente que optan por reducir el uso de combustibles fósiles. Utilizando sistemas de almacenamiento de energía, como las baterías de iones de litio, estos vehículos presentan una serie de riesgos para la seguridad que hacen necesario el uso de equipos de protección individual (EPI) preparados para los riesgos químicos, eléctricos y térmicos.
Las intervenciones en este tipo de vehículos eléctricos están asociadas a riesgos de daños y lesiones que afectan a muchos profesionales, como los bomberos, el personal de rescate y de primera respuesta, los equipos de limpieza, los trabajadores de centros de reciclado y gestión de residuos, los operarios de grúas, los mecánicos de automoción y otros profesionales del sector del automóvil, como chapistas o pintores, o los instaladores de equipos posventa del automóvil.
Los trabajadores de las instalaciones de producción de baterías para vehículos eléctricos están expuestos a:
1. Riesgo eléctrico – Los EV almacenan energía eléctrica, lo que supone un riesgo de lesiones para los operarios que trabajan en el sistema eléctrico o sus componentes. Un vehículo alterado (por ejemplo, los implicados en un accidente) puede presentar un aislamiento defectuoso, con el consiguiente riesgo adicional de descargas eléctricas. Algunos EV generan también electricidad con el giro de las ruedas, lo que supone un riesgo de descarga o de arco eléctrico si el vehículo es empujado o desplazado en caso de accidente.
2. Riesgo térmico – Las baterías de alto voltaje utilizadas en los vehículos eléctricos constan de varias celdas de iones de litio (Li-ion) que contienen electrolitos altamente inflamables. Por ello no es raro que en una colisión con un vehículo eléctrico se produzca un incendio que puede ser muy difícil de extinguir.
3. Riesgo químico – Además del riesgo de lesiones térmicas, los operarios deben tomar precauciones para mitigar el riesgo de lesiones químicas por el contacto involuntario con los electrolitos de las baterías. Se debe tener cuidado, especialmente tras una colisión, para evitar el contacto con la piel y los ojos, la ingestión y la inhalación de vapores.
La magnitud del riesgo de lesiones requiere disponer de una gama adecuada de EPI, incluida ropa y protección de manos. Se recomienda optar por un EPI que ofrezca protección de tipo 3 o 4 contra los riesgos químicos, y protección ignífuga y de resistencia al arco eléctrico. Las soluciones de protección de manos deben presentar propiedades aislantes contra el arco eléctrico y las descargas, y garantizar una protección química adecuada para evitar el contacto con vertidos químicos de las baterías de los vehículos implicados en un accidente.